Imagínate que tu consciencia, tu conocimiento de la propia existencia, se trasplanta a otra persona durante veinticuatro horas. De repente eres capaz de ver, oler, sentir, oír, saborear y pensar lo mismo que esa persona. De repente ves la realidad desde su prisma, posiblemente revelándote ciertos puntos de vista desconocidos que no habías tenido en cuenta. Sería no solo sentir sino además percibir lo mismo que esa persona durante un día. Esa sería una experiencia observadora para ti, pues debido a que tu comportamiento no es el mismo que el de la otra persona, no podrías tomar las riendas de sus acciones ya que estarías alterando los resultados.
Por tu consciencia, metida en un rincón de su cerebro, pasarían todos sus pensamientos. No se te escaparía ninguno, incluyendo aquellos que esa persona no querría que los demás oyeran. Es de suponer que elijas como objetivo a alguien que conoces, por lo que es muy probable que a lo largo de ese día te veas desde su perspectiva y veas lo que piensan sobre ti. No creo que exista una mayor transgresión de la intimidad teniendo en cuenta que en veinticuatro horas se va más de una vez al baño. Tener un acceso completo a sus sentidos y pensamientos supondrá que conocerás el más mínimo gesto que hagan y te serán reveladas sus intenciones y puntos de vista. Sabrás qué hace, qué le preocupa, qué le trae sin cuidado, qué planes tiene y cómo es su cuerpo.
Esta experiencia te dará las respuestas a mil preguntas. Además de tener acceso a cómo piensa sobre ti, podrás conocer cómo lidia con la realidad, tal vez de una manera que nunca se te habría ocurrido. Todo aquello que nunca supiste hacer, sea cierto problema matemático o cierta habilidad de gran importancia, lo verás claro como el agua si tu objetivo lo sabe. Además, podrás sentir cualquier experiencia que no hayas tenido la oportunidad de disfrutar si justo ese día tu objetivo sí que la siente. Es un conocimiento tentador por su potencial de cambiarlo todo, porque por fin sabrías qué hacer para cambiar al menos algunos aspectos de lo que no te gusta.
Y luego imagina que esa persona también pudiera tener su consciencia trasladada a ti durante ese día o algún otro. Dos personas sabrían absolutamente todo sobre el uno y el otro. Comprenderían el porqué de las acciones del otro y todos sus secretos… bueno, bueno, llegado a este punto me va quedando claro que esto sería una locura. Es un conocimiento tentador, pero no creo que sea necesario llegar a eso para saber ser feliz. No es bueno querer ser otra persona por pensar que tus intentos están fracasando. Aunque sí que es cierto que la ayuda de los demás es muy deseable, la imitación no va a solucionar los problemas que te preocupan. Saber aceptar consejos es muy distinto de pretender huir de los problemas copiando a los que parecen felices.
Si para mejorar tu bienestar subjetivo (satisfacción con asuntos que no sean materiales) tienes como objetivo mejorar algunos aspectos, escuchar a tu familia y amigos está bien, pero la solución solo la vas a alcanzar tú. Tú encontrarás lo que funciona para ti: lo que disfrutas, lo que te interesa, con quiénes y cómo quieres pasar tu tiempo, etc. Que nada más despedirte de ellos no sientas como que falta algo y ya no estás contento porque ya no dependerías de ellos para ser feliz. Que esos pasatiempos que te gustan no los sientas como rellenar el tiempo. Con la ayuda de aquellos en quienes más confías haz tú mismo la búsqueda de esas soluciones para que consideres según tu propia definición que eres feliz.