Fecha de estreno: 26 de febrero de 2016 (1h 58 min), en España.
Dirigida por Lenny Abrahamson
Reparto: B
Género. Drama, suspense.
Países: Canadá, Irlanda.
Pienso en muchos momentos en Y mañana más. Pienso en contar historias y escribir poemas. En alentaros a que todas vuestras palabras se detengan un instante y lleguen a una revista casi vacía. Pero estamos solo en el principio (gracias de nuevo, José Díaz). He visto La habitación y he pensado en Y mañana más. Por fin me decido a detener mis palabras y entregar un trozo de emoción a nuestra revista tras ver esta película. Me encantaría conocer la opinión de la persona que me dijo que la viera. Y la voy a conocer. Pero primero quiero escribir sin contaminarme. No estoy capacitada para utilizar términos técnicos. No conozco los tecnicismos propios del lenguaje cinematográfico. Así solo puedo presuponer que no es una gran película desde el punto de vista técnico. Pero sí lo es desde el de las emociones que nos transmiten dos actores de gran fuerza, creíbles, naturales y sensatos. Dan nombre a la madre Joy y a su hijo, Jack. Joy ha sido secuestrada a la edad de 19 años cuando se dirige a la universidad. Pasa 7 años en una habitación (en realidad en una caseta situada en medio de un jardín descuidado). Cinco de esos años vive con su hijo nacido de la relación con el “captor”. Nos enfrentamos a una situación con la que nos sentimos conmovidos inevitablemente. Es “lugar común” que sintamos la necesidad de proteger a nuestros menores ante la monstruosidad cercana. La empatía nos sacude a todos. El hombre del saco es un habitante incompresible, pero existe. El de La habitación es el “viejo Nick”. Más allá de la repulsión que podamos sentir, siento que nada se detiene entre cuatro paredes. Las cuatro paredes son las protagonistas de la primera parte de la película (oscura, sórdida, ¿ausente de luz?). Hablaré solo de estas secuencias. Descubrir qué sucede no me parece ético y tampoco me parece que sea necesaria esta segunda parte. Un lugar llamado “habitación” tiene todo lo que en el mundo podemos encontrar. Un lugar llamado“ habitación” es un universo de amor, de dos vidas inseparables que crecen con la única certeza de quererse. Joy tiene un pasado y lucha por la libertad. Jack, a la edad de cinco años tiene que enfrentarse a la verdad y saber que detrás de la luz de la claraboya hay, ¿qué hay? Cada uno puede pensar lo que quiera. Él solo imagina un perro, hojas de árboles y luz. No puede hacer otra cosa. Mientras tanto ama lo que tiene. Aquí me detengo para pensar en la necesidad que tenemos de sentir los objetos que nos acompañan en la vida como algo inherente. Nunca me canso de ver mis cosas porque en cada una de ellas hay una historia de amor. La respuesta que da para describir su “mundo” es que es muy grande, es infinito. La realidad de un niño de cinco años educado por una madre auténtica está llena de luz interior, de grandeza íntima, de profunda libertad, de verdades universales.
Todos nos enfrentamos a la crueldad, a la injusticia. Todos necesitamos un universo ideal donde ser. Donde la vida transcurra en paz y el mal se detenga con la contemplación de los objetos reconocidos y de las miradas que amamos y nos aman.
A mí no tienes que agradecerme nada, lo mío con la escritura es puro hedonismo. La gratitud debería ser nuestra, tu esfuerzo nos permite expresarnos en este «muro» y poder plasmar todo aquello que nos afecta con el sabio poder de la palabra. Tan solo falta que los alumnos/as, los actores principales, se den cuenta que aquí pueden hacer valer su pensamiento, de que pueden pintar escribiendo y hacer suyo este mundo de ilusiones. Animo a tod@s a participar, seguro que hay mil aventuras que contar, mil comentarios que sugerir, mil poemas que susurrar, mil palabras para unir… sin tu esfuerzo y su participación esto no es nada, simplemente papel en blanco.